En muchas ocasiones los problemas, las tribulaciones, las enfermedades, el trabajo, las responsabilidades y todo aquello que nos acosa ejerce una influencia negativa en
nuestro interior que nos conduce a un desbalance emocional que muchas veces quisiéramos gritar desesperadamente a los vientos en forma de deshago o pidiendo
auxilio. Pero, desafortunadamente, muchos llevamos ese dolor o angustia en nuestro interior como un grito ahogado, una queja muda, y no encontramos el tiempo para desterrar al sufrimiento porque la vida y las responsabilidades continúan.
Continuemos revisando nuestro interior buscando nuestras limitaciones, muchas de esas limitaciones son las que ayudan a encarcelar nuestro espíritu y nuestro cuerpo continúa siendo recipiente almacenador de influencias negativas.
nuestro interior que nos conduce a un desbalance emocional que muchas veces quisiéramos gritar desesperadamente a los vientos en forma de deshago o pidiendo
auxilio. Pero, desafortunadamente, muchos llevamos ese dolor o angustia en nuestro interior como un grito ahogado, una queja muda, y no encontramos el tiempo para desterrar al sufrimiento porque la vida y las responsabilidades continúan.
Continuemos revisando nuestro interior buscando nuestras limitaciones, muchas de esas limitaciones son las que ayudan a encarcelar nuestro espíritu y nuestro cuerpo continúa siendo recipiente almacenador de influencias negativas.