Los siete dones del Espíritu Santo pertenecen en plenitud a Cristo. Completan y llevan a su perfección las
virtudes de quienes los reciben. Hacen a los fieles dóciles para obedecer con prontitud a las inspiraciones divinas.
† Don de Sabiduría
Nos hace comprender la maravilla insondable de Dios y nos impulsa a buscarle sobre todas cosas y en medio de nuestro trabajo y de nuestras obligaciones.
† Don de Inteligencia
Nos descubre con mayor claridad las riquezas de la fe.
† Don de Conocimiento
Nos lleva a juzgar con rectitud las cosas creadas y a mantener nuestro corazón en Dios y en lo creado en la medida en que nos lleve a Él.
† Don de Consejo
Nos señala los caminos de la santidad, el querer de Dios en nuestra vida diaria, nos anima a seguir la solución que más concuerda con la gloria de Dios y el bien de los demás.
† Don de Fortaleza
Nos alienta continuamente y nos ayuda a superar las dificultades que sin duda encontramos en nuestro caminar hacia Dios.
† Don de Piedad
Nos mueve a tratar a Dios con la confianza con la que un hijo trata a su Padre.
† Don de Reverencia y Obediencia a Dios
Nos induce a huir de las ocasiones de pecar, a no ceder a la tentación, a evitar todo mal que pueda contristar al Espíritu Santo, a temer radicalmente separarnos de Aquel a quien amamos y constituye nuestra razón de
ser y de vivir.